La Razón: Las diabluras del superpeso contra el maíz

07 abril 2023.

El año pasado los productores de maíz blanco —el de consumo humano, el usado para tortillas, masa, totopos, etc.— fueron beneficiados en la comercialización pues, al cotizarse el grano conforme a los precios internacionales, obtuvieron ingresos en mayor cuantía en moneda nacional debido a la paridad de 20 pesos por dólar; ahora, dado el “superpeso” que tanto festejan los afines a la 4T, pierden casi mil pesos por tonelada por la paridad de 18 pesos por billete verde derivado de “las exitosas políticas económicas” del actual Gobierno.

Es decir, los agricultores reportan una pérdida cambiaria de 12.5% en un año. Así, la revaluación del peso sobre los productores de maíz tiene un impacto más severo que la reducción de los precios internacionales, debido a las cosechas extraordinariamente altas en Estados Unidos, documenta estadísticamente el Grupo Consultor de Mercados Agropecuarios, que dirige Juan Carlos Anaya. Pero además México es víctima de su éxito productivo para producir cosechas extraordinarias que también presionan los precios a la baja. Ante ello, la propuesta presidencial de comprar un millón de toneladas de grano en Sinaloa a través del Programa de Precios de Garantía Segalmex, a cargo de Luis Salinas Falcón, ha resultado insuficiente y motivado el enojo y protesta de los agricultores sinaloenses…, y también de los de Sonora.

Así lo ha expresado la CAADES (la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa, que preside Marte Vega) y 15 asociaciones de productores de Sonora (entre ellas las que encabezan Álvaro Bours, Mario Pablos y Juan Gerardo Gándara), pues además de que el precio propuesto de casi 7 mil pesos por tonelada queda distante de los precios del año pasado, el volumen de compra demandado representa sólo 15% de la producción tan sólo de Sinaloa…, además de que la mecánica para abastecer sólo a las tiendas Diconsa-Segalmex, a cargo de Leonel Cota Montaño; es decir, que la compra al precio de garantía se dirigiría en principio sólo a los pequeños productores para zonas pobres, pero sin atender a los productores comerciales que representan 85% del abasto nacional.

Ciertamente, los agricultores de grandes extensiones (los que literalmente le dan de comer a los habitantes de las ciudades) son especialistas en quejarse, y difícilmente estarán de acuerdo a los precios objetivo —y ahora de garantía como era costumbre hace 50 años— establecidos por el Gobierno, pues su interés natural es obtener el mayor beneficio posible en cada cosecha; sin embargo, hacerlos a un lado luego de que sobrepasaron las metas de producción para la “autosuficiencia nacional” no sólo es políticamente peligroso, sino además muestra los límites de la política agropecuaria cuatroteísta.

Y es que la SHCP no tiene fondos para desembolsar mil millones de pesos adicionales para tapar el hueco, además de atajar la baja de precios y la sobreproducción de maíz blanco…, y menos tras canalizar 6 mil millones de dólares para comprarle activos eléctricos a 40% de sobreprecio a Iberdrola, que lleva un muy alegre Ignacio Sánchez Galán.

Pero el “superpeso” seguirá siendo enarbolado como otra victoria de la Cuarta Transformación.

Fuente:  La Razón