Líder Empresarial: Producción de maíz en México no abastece mercado nacional: GCMA

Jessica Contreras | 14 de octubre de 2025

USDA proyecta aumento moderado de maíz en 2025-2026, pero importaciones seguirán siendo esenciales para cubrir demanda nacional creciente.

México, cuna del maíz y uno de los mayores consumidores del grano en el mundo, atraviesa una crisis estructural que amenaza su soberanía alimentaria. Y es que según un análisis del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), el país solo produce el 49% de su consumo nacional, y su autosuficiencia alimentaria cayó del 72% al 42% en tres décadas.

La producción de maíz en México se ha mantenido prácticamente estancada durante la última década, mientras que las importaciones se han disparado. principalmente desde Estados Unidos. De acuerdo con proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USA), durante el ciclo comercial 2025-2026 (octubre-septiembre), México producirá 25 millones de toneladas de maíz, pero importará la misma cantidad. Será el tercer año consecutivo en que las importaciones igualen —o superen— la producción doméstica.

Comparado con hace una década (2015-2016), la producción de maíz bajó 3.7%, mientras que las importaciones aumentaron 78.4%. El GCMA advierte que este escenario se debe a una combinación de factores: bajos rendimientos, falta de innovación tecnológica, inversión limitada en el campo y creciente
demanda industrial.

«Los márgenes de rentabilidad que antes eran del 50% hoy apenas alcanzan el 12%», , señala el organismo.

La consecuencia inmediata es una «tormenta perfecta»: los costos de producción suben, los precios internacionales bajan y las políticas públicas no logran ofrecer soluciones etectivas.

 

Producción de maíz mexicano ya no alcanza.

El maiz blanco, base de la dieta mexicana y emblema de la identidad nacional, es el reflejo más dramático de esta crisis. En Sinaloa, principal estado productor, el costo promedio por hectárea pasó de 35 mil 984 pesos en 2020 a 52 mil 901 pesos en 2025, un incremento del 47%. Sin embargo, el precio de venta cayó más de 40% desde su pico en 2022.

Esto ha dejado a miles de agricultores con rentabilidades mínimas o incluso negativas. Casos similares se observan en trigo y sorgo, lo que ha encendido las alarmas en el sector agropecuario. El impacto no se queda en el campo. Cada tonelada que México deja de producir se paga más cara al importarse, lo que termina afectando directamente el precio de alimentos básicos como tortillas, pan, carne, huevo y leche.

El Censo Agropecuario 2022 del Inegi confirma una estructura rural desigual y poco competitiva:
* El 82% de las unidades agrícolas tiene menos de 5 hectáreas.
* Solo el 6.1% accede a crédito.
* Apenas el 1.9% cuenta con seguro agrícola.

Además, la eliminación de programas como el Ingreso Objetivo y la Agricultura por Contrato dejó a productores medianos y grandes sin herramientas de protección ante la volatilidad de los precios.

Sin estos instrumentos, la incertidumbre domina el mercado y muchos agricultores se ven obligados a abandonar la producción.

«El problema no es la falta de dinero, sino de enfoque», subraya el informe del GCMA

Aunque el gobierno federal destina miles de millones de pesos al campo, los recursos se concentran en programas asistenciales y no en productividad o
competitividad, lo que limita la capacidad del sector para innovar.

 

Crisis de la producción de maíz mexicano en 2025

El GCMA califica el escenario actual como la peor crisis agroalimentaria en más de 40 años, resultado de tres factores simultáneos:
1. Aumento sostenido de los costos de producción.
2. Caída de los precios nacionales e internacionales.
3. Ausencia de políticas públicas incluyentes y efectivas.
La combinación de estos elementos está provocando cierres de unidades productivas, pérdida de empleos rurales y una amenaza real a la seguridad alimentaria nacional.

Y mientras tanto, el impacto se traslada al consumidor. El precio de la tortilla, alimento esencial en los hogares mexicanos, refleja directamente la dependencia
del maíz extranjero.

 

Dependencia del maíz en México
Entre 1994 y 2025, la producción nacional de granos apenas creció 18%, mientras el consumo se disparó 147%. En consecuencia, México depende cada vez más del exterior para satisfacer su demanda. Según el GCMA, los niveles actuales de producción son los siguientes:
* Maíz: 49% nacional
* Trigo panificable: 20%
* Arroz: 20%
* Frijol: 80% importado
* Oleaginosas (aceites): solo 5% nacional

Esta dependencia, advierte el organismo, pone en riesgo la soberanía alimentaria y vuelve vulnerable al país frente a crisis globales, guerras o interrupciones logisticas, como las que paralizaron el comercio durante la pandemia.
Entre octubre de 2024 y julio de 2025, las importaciones de maíz mexicano aumentaron 8%, sumando 21 millones de toneladas métricas. El 99% provino de Estados Unidos, y solo el 1% de Brasil. El maíz amarillo representó 97% de las compras, mientras que el maíz blanco —utilizado para consumo humano
— cubrió apenas el 3%.
Durante el mismo periodo, las importaciones de maíz blanco estadounidense crecieron 211%, alcanzando 630 mil toneladas, ante la reducción de la producción nacional y el agotamiento de existencias.

 

Pronóstico del USDA para el maíz en México
Pese al panorama sombrio, el USDA proyecta que en el ciclo 2025-2026 la producción de maíz en México aumentará 8%, hasta alcanzar 25 millones de toneladas, gracias a una precipitación superior a la media que ha llenado los embalses en Sinaloa, antes del ciclo otoño-invierno
La superficie sembrada subiría 2%, hasta 6.6 millones de hectáreas, impulsada por una mejora en la disponibilidad de agua. Sin embargo, el USDA advierte que la producción sigue por debajo del promedio histórico debido a limitaciones estructurales como:
* Límites en el riego.
* Financiamiento restringido.
* Creciente inseguridad en zonas agricolas.
* Competencia con cultivos hortícolas de mayor valor.

 

El consumo del maíz en crecimiento
El USDA estima que el consumo total de maíz en México durante 2025-2026 aumentará 3%, hasta 49.8 millones de toneladas métricas, impulsado por la mayor demanda de alimento balanceado para los sectores avícola, porcino y bovino.
El Consejo Nacional de Productores de Alimentos Balanceados (Conafab) proyecta un incremento del 2% en la producción de alimento balanceado, que alcanzaría 42 millones de toneladas métricas en 2025

Además, la suspensión temporal de importaciones de ganado en pie hacia Estados Unidos, por el brote del gusano barrenador, está impulsando el engorde
local y con ello la demanda nacional de granos forrajeros.

 

Fuente: Líder Empresarial

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