Braulio Carbajal, Alfredo Valadez, Jesús Estrada y Saúl Maldonado | 09 de diciembre de 2025
Estos dos artículos de Braulio Carbajal, Alfredo Valadez, Jesús Estrada y Saúl Maldonado aparecieron originalmente en la edición del 9 de diciembre de 2025 de La Jornada (artículo uno, artículo dos), el principal diario de izquierda de México. Fueron combinados en un solo texto para ofrecer una visión más completa de una de las facetas de la crisis agrícola actual del país, la cual comenzó con el neoliberalismo pero continúa hoy, ya que el gobierno mexicano no cuenta con la capacidad financiera para subsidiar la agricultura lo suficiente como para competir con los gigantescos subsidios del agronegocio estadounidense, y tampoco está dispuesto a hacer lo necesario para proteger la agricultura mexicana y la soberanía alimentaria.
Los productores de frijol enfrentan una nueva crisis. Aunque la cosecha de frijol del ciclo primavera-verano 2025 avanza —según datos oficiales— con un volumen mayor que el del año pasado, generando una oferta más amplia, esto ocurre en un contexto de precios bajos para ellos, presionados aún más por la importación constante de este alimento básico desde Estados Unidos.
En el campo, de acuerdo con reportes, los agricultores reciben entre nueve y doce pesos por kilogramo de frijol (dependiendo de la variedad), una cantidad insuficiente para cubrir los altos costos de producción derivados del aumento en los fletes, los fertilizantes y los salarios. A ello se suma la preferencia por el frijol cosechado del otro lado de la frontera, que llega a la Central de Abasto (mercado mayorista) con un precio final de entre quince y dieciséis pesos por kilogramo.
Estos precios bajos no se reflejan en el consumidor final, quien paga hasta 400% más de lo que reciben los productores. Según datos del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), mientras el precio pagado a los productores de frijol negro es de 10 pesos, en los supermercados se vende en casi 48 pesos por kilo; la diferencia se queda en los intermediarios.
Todas las variedades siguen esta tendencia; por ejemplo, al productor se le pagan 12.2 pesos por kilogramo de frijol pinto, mientras el consumidor paga 39.9 pesos; en tanto, la variedad claro se paga a 15 pesos por kilogramo, mientras las familias deben adquirirla a 55.8 pesos por kilogramo; asimismo, al productor se le pagan 21.5 pesos por kilogramo de frijol azufrado, mientras se ofrece al consumidor en 57.3 pesos.
En Zacatecas, Durango y Chihuahua, la cosecha se está pagando hasta en 10 pesos por kilogramo, lo que ha provocado inconformidad y protestas.
“Mientras a los productores de frijol negro se les pagan 10 pesos por kilo, en los supermercados se vende en casi 48 pesos por kilo; una diferencia que se queda en los monopolios”.
En el caso del frijol —explicó Juan Carlos Anaya, director general del GCMA— el gobierno federal ha establecido un precio de garantía de 27 pesos por kilogramo, muy por encima de los niveles del mercado, por lo que no hay manera de que toda la cosecha pueda incorporarse al programa.
Además —dijo el especialista— absorber 70% de la producción nacional, a los precios internacionales actuales, implicaría un costo fiscal superior a 7.7 mil millones de pesos.
“No hay suficiencia presupuestal para operar el programa; se requeriría un mecanismo extraordinario de financiamiento (créditos o pignoración), dado el riesgo de comprar caro, almacenar caro y no poder comercializar a tiempo, generando pérdidas financieras”, explicó.
Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, la producción de frijol en México entre enero y octubre alcanzó 1.2 millones de toneladas, 15% más que las 1.016 millones de toneladas producidas en el mismo periodo de 2024.
En lo que va del año —reporta el GCMA— México ha importado alrededor de 233 mil toneladas de frijol, una cantidad que no se necesita para cubrir la demanda nacional, pero que se compra a productores de Estados Unidos por considerarse que tiene un precio atractivo.
El descontento se extiende entre productores de frijol en varios estados
Los productores de frijol en Zacatecas, Chihuahua y Durango están exasperados con el gobierno federal, que no ha puesto en operación la mayor parte de los centros de acopio para almacenar la leguminosa obtenida en el ciclo agrícola recientemente concluido, a pesar de que existen compromisos y acuerdos para concentrar el grano firmados hace un mes.
Actualmente, los más de 60 mil frijoleros de Zacatecas enfrentan una crisis grave, en un año extraordinariamente bueno de cosecha: se produjeron más de 350 mil toneladas de la leguminosa, confirmando el liderazgo nacional del estado en producción del grano; un dilema que comparten con sus pares de Durango y Chihuahua, que ocupan el segundo y tercer lugar en siembra de frijol.
El tema más grave es que el problema se viene acumulando desde el año pasado, pues la mayoría de las bodegas autorizadas —al menos 52 centros de acopio— no pueden abrir para recibir nuevos embarques de la leguminosa, porque aún tienen almacenadas más de 20 mil toneladas de 2024. Por razones técnicas y sanitarias, no deben “mezclarse”.
Los agricultores vuelven a señalar al gobierno federal como responsable.
Dirigentes y funcionarios advierten que el problema es el centralismo burocrático de María Luisa Albores, titular de Alimentación para el Bienestar (antes SEGALMEX), una dependencia federal que, solo en el caso de Zacatecas, requiere más de 1.8 mil millones de pesos para comenzar a adquirir aproximadamente 30% del total de la cosecha del ciclo agrícola actual.
Problema crítico
El problema es crítico porque las autoridades federales, en coordinación con el gobierno estatal, tienen más de un mes de retraso para iniciar el acopio de frijol.
La cosecha se realiza en octubre. Dos dependencias en particular, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y la Secretaría de Agricultura estatal, se habían comprometido a entregar decenas de miles de nuevos costales para recolectar frijol el 3 de noviembre, y el acopio de unas 120 mil toneladas de las 350 mil cosechadas estaba programado para iniciar el 10 de diciembre, como se anunció en un acto público por el gobernador de Morena, David Monreal Ávila. Pero los costales nunca se entregaron, ni se abrieron los centros de acopio.
En Chihuahua, el programa Alimentación para el Bienestar de la SADER comprará menos de 10% de la cosecha de frijol del estado, lo que, junto con los excedentes y las importaciones permitidas por el libre comercio con Estados Unidos, ha provocado que el precio del grano caiga a 14 pesos o menos por kilogramo (1,400 pesos por tonelada).
Hernán Hernández Alderete, presidente del Comité Estatal del Sistema Producto Frijol, advirtió que miles de productores de temporal y de pequeña escala están en riesgo de quiebra tras sembrar 75 mil hectáreas de frijol en municipios de Chihuahua como Namiquipa, Riva Palacio, Cuauhtémoc, Guerrero y Cusihuiriachi. Considera que los agricultores “se verán obligados a vender su cosecha a precios bajos y no recuperarán su inversión en semillas y fertilizantes”.
Mientras tanto, en Durango, 4 mil toneladas de frijol de una cosecha superior a 160 mil toneladas, producidas por 386 agricultores, han sido almacenadas bajo el esquema federal; por ello, ante la falta de ingresos y de compras gubernamentales, los productores han comenzado a vender su leguminosa a intermediarios, llamados coyotes, a un precio de 10 pesos por kilogramo, aunque el precio oficial del programa sería de 27 pesos.
En este contexto, los productores temporaleros de la variedad de frijol Yurimuni, originaria de Ahome, Sinaloa, advirtieron que, si no se realiza una reunión con autoridades estatales a más tardar el martes y no hay una solución favorable para ellos, tomarán de manera indefinida la caseta de peaje de San Miguel Zapotitlán el miércoles, pues es urgente “tener un destino claro” para su producción de grano.
Fuente: México Solidarity Media