Nallely Hernández | 18 de noviembre de 2025
La apertura comercial del sector agroalimentario mexicano ha impulsado a la agroindustria y a productores de frutas y hortalizas a consolidarse internacionalmente.
Sin embargo, para otros ha implicado competir contra el aumento de importaciones, enfrentar extorsión e inseguridad en el mercado interno y lidiar con la caída de precios globales.
Aunque la balanza agroalimentaria reportó un superávit de 5 mil 124 millones de dólares entre enero y agosto de 2025, el monto fue 28.9 por ciento menor al saldo positivo del mismo periodo de 2024, cuando alcanzó 7 mil 204 millones de dólares.
Por segmentos, el panorama muestra contrastes, según datos de Banxico y del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Por ejemplo, el sector hortofrutícola exportó 15 mil 601 millones de dólares e importó 4 mil 726 millones, para un superávit de 10 mil 875 millones. En contraste, granos y oleaginosas vendieron 2 mil 814 millones y compraron 9 mil 731 millones, lo que generó un déficit de 6 mil 917 millones en los primeros ocho meses del año.
Mientras productos agroindustriales como la cerveza, el tequila, el mezcal y la panadería destacaron entre los principales bienes exportados, el segmento agropecuario aceleró sus compras externas a niveles récord, según cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
La cerveza de malta exportó 4 mil 518 millones de dólares, mientras que tequila y mezcal sumaron 2 mil 610 millones. En contraste, las importaciones de maíz amarillo alcanzaron un récord de 3 mil 722 millones; las de carne de cerdo, 2 mil 417 millones; y las de carne y despojos de aves, mil 336 millones, de acuerdo con la Sader.
Para Rogelio García Moreno, vicepresidente agrícola del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), el campo mexicano enfrenta falta de financiamiento y un parque de tractores y maquinaria de 20 años en promedio, cuya renovación hoy es casi inviable.
Sin embargo, el mayor desafío ha sido competir con importaciones, principalmente de EU, donde los subsidios permiten vender a precios dumping, es decir, por debajo de los costos de producción.
«A los agricultores mexicanos hoy nos han dejado solos, y no es posible competir contra una agricultura altamente subsidiada, que tiene toda la tecnología y dinero», afirmó el también productor de sorgo.
Recordó que mientras en México un agricultor con más de 20 hectáreas es considerado de gran tamaño y queda fuera de la mayoría de las políticas públicas, en EU un productor típico puede tener hasta 550 hectáreas.
«Nosotros, en el mejor escenario, podemos producir 27 millones de toneladas de maíz; ellos este año producirán 427 millones», añadió.
Eraclio Rodríguez, presidente del Frente Nacional para el Rescate del Campo Mexicano, sostuvo que el sector de granos y oleaginosas ha sido el más golpeado desde el TLCAN y ahora con el T-MEC, convertido en moneda de cambio para favorecer la exportación de industrias como la automotriz y de autopartes.
«No tendríamos problema si hubiera un comercio justo, sin subsidios a la comercialización, porque en Estados Unidos producir maíz cuesta igual o más caro que en México«, afirmó.
Rodríguez pidió que el Gobierno negocie con Estados Unidos para frenar exportaciones a bajo costo o equiparar subsidios mediante apoyos vigentes hasta 2019, como Agricultura por Contrato.
Dijo que estudios señalan que cada tonelada de maíz en Estados Unidos recibe subsidios de hasta 90 dólares, lo que altera la competencia, y que se requieren apoyos para otros cultivos como frijol, sorgo, arroz y más, que enfrentan retos similares.
Fuente: Reforma
