El inicio del 2020 ha sido muy turbulento en el ámbito sanitario. Antes que terminara el año pasado, la fiebre africana porcina devastó más del 40% del hato porcino de China y unos meses después inició una pandemia desconocida hasta ese momento, la cual fue nombrada Coronavirus o COVID 19. Este virus se esparce de una manera acelerada, afectando el sistema respiratorio de los seres humanos, es altamente contagioso y tiene una tasa de mortalidad del 2% de la población que infecta (dicho nivel es 20 veces más elevado que H1N1 y en sólo cinco semanas, ha causado el mismo número de decesos que el SARS y MERS juntos).
Los efectos del Coronavirus sobre China han sido severos, ya que las medidas de contención han hecho que la población de diversas ciudades se encuentre en cuarentena. El tráfico aéreo ha disminuido y la producción industrial se ha detenido. El segundo efecto económico que se espera es la desaceleración de las economías de los socios comerciales de China.
El comercio agroalimentario de China en 2018 significó 135 mil millones de dólares o 178 millones de toneladas de alimentos. La cifra en volumen equivale a 70% más alimentos de los que México produce -excluyendo forrajes- o al doble del valor de la producción de alimentos de nuestro país. Los principales abastecedores de productos alimentarios para China son Brasil que vendió 32.5 mil millones de dólares en productos, seguido por EE. UU. que comercializó 12.6 mil millones de dólares. El tercer lugar fue ocupado por Tailandia con un monto de 9.4 mil millones de dólares. Australia por su parte participó con 8.1 mil millones de dólares y Canadá con la misma cantidad. México por su parte, envió en 2018, 137 mil toneladas de alimentos a China, valuadas en 456 millones de dólares y recibió de dicho país 148 mil toneladas con un valor de 440 millones de dólares. (cifras UNCTAD, 2020)
Las cifras antes expuestas llevan a pensar que el sector agroalimentario de México no tiene nada de que preocuparse, ya que el comercio con China es reducido, por no decir que inexistente; pero es necesario recordar que existen muchos productos hortofrutícolas que se producen en México, se exportan a EE. UU. y de ahí se re-expiden hacia otros países.
Dentro de los principales productos que EE. UU. exporta a China encontramos nueces, berries, vegetales frescos y congelados, que en mayor o menor participación tienen contenido mexicano y que pueden generar una menor exportación de nuestros productos. Por otra parte, China es el tercer mayor abastecedor de fertilizantes de México y si las fábricas de dichos insumos están paradas, puede existir dos escenarios, el primero sería tener un acceso limitado a fertilizantes, afectando con ello la producción de alimentos en México o bien puede darse un segundo escenario en el cual haya escasez y los precios de dichos insumos se eleven.
Los efectos del Coronavirus en el comercio de alimentos son inciertos y ciertamente difíciles de cuantificar en el corto plazo, pero es un tema coyuntural -pasajero- que en el largo plazo tenderá ajustarse y se restablecerá el comercio internacional de los mismos.