La Silla Rota | Maíz transgénico: guerra comercial con EU pegará a precios de tortilla y harina
Claudia Juárez. 15 febrero 2023.
El nuevo decreto del gobierno mexicano sobre las importaciones de maíz transgénico tiene riesgos de enfrentar una controversia y panel con Estados Unidos, ya que el decreto no muestra científicamente que el maíz genéticamente modificado causa daños a la salud; implica un riesgo para la competitividad y podría desencadenar un efecto inflacionario en los costos en el precio de la harina y las tortillas, afectando principalmente a las zonas más pobres del país, advirtieron expertos.
Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) dijo que el decreto, firmado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no cumple con el capítulo 3 del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) pues no demuestra científicamente el daño que podría producir el consumo del maíz genéticamente modificado al igual que el glifosato.
“El proceso de segregar el grano de acuerdo con su clasificación y/o modificación genética generará mayores costos de producción en granjas y altos costos logísticos para comercializadores-consumidores”, dijo.
El director del GCMA advirtió que el mayor impacto será en el sureste mexicano, ya que tradicionalmente en últimos años esa región ha sido abastecida con maíz blanco de Estados Unidos y Sudáfrica y esta decisión lo altera y se deberán llevar cosechas del centro del país, como Sinaloa, y habrá un impacto en los costos y precios.
“Las autoridades responsables de la Bioseguridad revocarán y se abstendrán de autorizar permisos de siembra (en gobiernos anteriores no se permitió la siembra comercial) y de importación de maíz genéticamente modificado para alimentación humana”, de acuerdo con el decreto.
Al respecto, el Grupo de Consultores de Mercados Agrícolas cuestionó qué sucede con los barcos que antes del 6 de enero permitían la importación de maíz blanco genéticamente modificado de Sudáfrica y si esto aplica también para los socios comerciales, que no están de acuerdo hasta que no exista evidencia científica que muestre daños a la salud.
“La prohibición de importar maíz blanco genéticamente modificado de origen para alimentación humana afectará los precios de maíz para nixtamal y harina para abasto del Sureste y la Península, ya que los costos logísticos de mover cosechas nacionales a esta región deficitaria, podrá impactar en aumento de precio de la tortilla”, advirtió el GCMA.
El decreto sigue sin establecer plazos y compromisos para lograr:
- Sustitución de glifosato que atienda las necesidades de los productores, sin afectar su productividad y sustentabilidad.
- El decreto no contiene los elementos que permitan la evidencia científica que muestre que el maíz genéticamente modificado cause posibles daños a la salud, que es una exigencia de los productores y autoridades de Estados Unidos. Esto podrá llevar a seguir con la controversia de los reclamos de que México no cumple con el T-MEC
- Apenas se iniciará el proceso para establecer la trazabilidad del maíz OGM que se utiliza para alimentación animal e industrial que garantice que este no se utilice para alimentación humana
- Se logran avances para que el maíz blanco o amarillo OGM importado se pueda utilizar para consumo animal e industrial, pero no está claro qué. sucede si no se alcanza la suficiencia de abasto nacional e importado de maíz sin glifosato.
La medida prohibitiva complicará el crecimiento del sector pecuario, principal consumidor del grano y del industrial, pues se reducen las opciones de abasto para cubrir las necesidades que cada año son mayores ante producción nacional deficiente. De enero a noviembre de 2022, China fue el principal mercado de exportaciones de maíz estadounidense al mundo, con 4,766 millones de dólares, y México se ubicó en la segunda posición, con 4,525 millones.
Por su parte, la doctora Brenda Valderrama Blanco, secretaria de Vinculación del Instituto de Biotecnología de la UNAM coincidió con el Grupo de Consultores de Mercados Agrícolas: “Se está metiendo temas políticos”. Enlistó tres preocupaciones que surgen, a partir de la emisión del decreto:
1.- La insistencia en que el maíz transgénico u organismos genéticamente modificados son dañinos para quienes los consumen, “pues el cúmulo de evidencias indica lo contrario, consumir organismos genéticamente modificados no conlleva ningún riesgo a la salud”.
2.- El glifosato es un herbicida altamente socorrido por económico y tampoco se tiene evidencia de que cause daños a la salud, ni de que se más tóxico que otros productos.
“Secretaría de Agricultura debió participar en la elaboración del decreto porque hace alta valoración socioeconómico no sólo química pues todas estas decisiones impactan el campo mexicano, la vida, los ingresos y una decisión mal tomada puede llevar a crisis alimentaria”, dijo la experta.
Advirtió: “No tengo duda que esta decisión afectará al campo, a los campesinos, a los más pobres”.
Dio como referencia que el decreto que elimina gradualmente la importación y el uso de maíz genéticamente modificado del 31 de diciembre de 2020 al 2024, pese a que las autoridades norteamericanas han advertido que estás acciones podrían causar pérdidas económicas de miles de millones de dólares para los agricultores y ganaderos en ambos países. “Es curioso que coincida con el inicio de la próxima administración”.
También llama la atención, dijo, que se haya puesto tanto énfasis y atención en el maíz transgénico, cuando se canceló la regulación sanitaria en la importación de algunos alimentos, como parte del Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic).
Lista de alimentos modificados genéticamente
El Servicio de Mercadeo Agrícola (AMS) desarrolló la Lista de Alimentos de Bioingeniería para identificar los cultivos o alimentos que están disponibles en forma de bioingeniería en todo el mundo y para los cuales las entidades reguladas deben mantener registros.
- Alfalfa
- Manzana
- Canola
- Algodón
- Berenjena
- Papaya
- Piña
- Patata
- Salmón
- Soja
- Calabacín
- Remolacha azucarera
Pérdida de competitividad
La prohibición a la importación de productos biotecnológicos como el maíz genéticamente modificado por parte del gobierno federal, sin una justificación basada en evidencia científica, representa un riesgo para la competitividad del país. La medida entra en conflicto con obligaciones comerciales firmadas no sólo con los socios comerciales de América del Norte, sino con los miembros de la Organización Mundial del Comercio y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), cuyo artículo XI prohíbe las restricciones a la importación de productos sin una debida justificación, advirtió el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Además, sienta un precedente para la implementación de restricciones arbitrarias a la importación de productos adicionales: en materia del maíz amarillo para consumo pecuario e industrial, el mismo decreto establece que se deberá hacer una sustitución gradual de su uso en el país, lo cual resulta ambiguo para la facilidad de sus importaciones en el futuro”, dijo.
Sumado a otras medidas como la reciente entrada en vigor de un arancel a la exportación de maíz blanco, o los conflictos derivados de la política energética con las disposiciones del T-MEC, el decreto publicado el 13 de febrero reduce la competitividad del país al poner en duda el compromiso de México con sus obligaciones comerciales y con el Estado de Derecho. Como consecuencia, reduce el potencial para una mayor integración con América del Norte, y representa un obstáculo en el camino a convertirse en la región más competitiva del mundo.
Adicionalmente, si bien el uso principal del maíz amarillo en México está destinado al consumo animal (78% de la demanda total está dirigido al consumo pecuario), 2 de cada 10 toneladas de ese maíz en el mercado doméstico se destinan al consumo humano, el autoconsumo o a la industria almidonera (que produce derivados del maíz para consumo humano, como fructosa o harinas). En 2022, la producción nacional de maíz amarillo, de 3 millones 183 mil de toneladas, fue 20% menor a la suma de la demanda para consumo humano, autoconsumo e industria almidonera (que ascendió a 4 millones 17 mil de toneladas).
Fuente: La Silla Rota