El Heraldo: México: El gigante agroalimentario en el mundo.

Mariana Otero | 21 de febrero de 2025

En un mundo donde la competencia por los mercados es feroz, México ha demostrado que su agroindustria no solo es resistente, sino que está en la cúspide del comercio global.

Al cierre de 2024, las exportaciones agroalimentarias mexicanas rompieron récords, alcanzando los 53 mil 949 millones de dólares, un crecimiento del 5.2% respecto al año anterior.

Sin embargo, mientras el país brilla en el exterior, internamente el reconocimiento de estos logros sigue empañado por discursos ideológicos que minimizan su impacto. ¿Por qué no celebramos lo que ya somos?

El Agro Mexicano: Motor de Crecimiento y Orgullo Nacional

México no solo se ha convertido en un líder en exportaciones agroalimentarias, sino que su desempeño supera a otras fuentes clave de ingresos del país: mientras el sector exportador general tuvo un déficit de 8 mil 212 millones de dólares, el agro cerró el año con un superávit de 8 mil 665 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los motores más sólidos de la economía nacional.

Más aún, las exportaciones agroalimentarias ya generan más divisas que el turismo y la venta de petróleo, quedando solo detrás de las remesas, un rubro que podría verse afectado por la política migratoria de Donald Trump.

Sin embargo, aunque el agro ha sido resiliente, las amenazas externas e internas podrían poner en riesgo su estabilidad si no se toman decisiones estratégicas para protegerlo.

Los productos mexicanos son altamente valorados en el mercado internacional, especialmente en Estados Unidos, destino de más del 80% de las exportaciones agroalimentarias.

La calidad de los alimentos mexicanos ha permitido que estos productos no solo sean demandados, sino que se paguen a mejores precios, beneficiando a los productores, la agroindustria y las cadenas de valor asociadas.

Entre los productos estrella de 2024 destacan:

Cerveza: México se consolidó como el mayor exportador mundial, con ventas que crecieron 9.1 por ciento, alcanzando 6 mil 722 millones de dólares.

Aguacate, tomate, ganado bovino, berries y chile: Productos que han mantenido su dinamismo en el comercio exterior, posicionando a México como un actor clave en la seguridad alimentaria de Norteamérica.

De acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), liderado por Juan Carlos Anaya, el éxito agroexportador de México se debe en gran parte a la demanda creciente en Estados Unidos y a las ventajas del T-MEC.

“Tenemos al mayor mercado del mundo a lado nuestro, que es Estados Unidos, y eso permite que los americanos coman todos los días del año frutas y hortalizas de México, que representan 47 por ciento de los 54 mil millones de dólares que exportamos el año pasado”.

Esta relación comercial ha permitido que las exportaciones agroalimentarias de México rompan récords prácticamente cada mes desde 2015, fortaleciendo al campo y generando empleos en comunidades rurales.

Sorprendentemente, estas cifras no han sido celebradas como merecen: en un contexto donde el discurso ideológico ha tomado peso en las decisiones de política pública, se minimiza la importancia del comercio agroindustrial bajo la falsa narrativa de que fortalecer las exportaciones va en contra de la soberanía nacional.

El campo mexicano no necesita más discursos polarizantes, sino políticas que impulsen su crecimiento, protejan sus mercados y garanticen estabilidad a sus productores.

La amenaza de los aranceles de Donald Trump, por ejemplo, representa un peligro real que podría debilitar los tejidos productivos económicos y sociales de las comunidades mexicanas.

Cuidar este sector es una prioridad estratégica que va más allá de debates políticos: se trata de asegurar el futuro del empleo rural, la estabilidad de las exportaciones y la competitividad del país en el mercado global.

Hay que destacar que México tiene todo para consolidarse como potencia agroindustrial global, pero necesita reconocer y proteger lo que ha logrado.

La industria agroexportadora no es un enemigo de la soberanía alimentaria, sino un pilar del crecimiento económico y social del país.

Si queremos que el éxito agroalimentario continúe, es necesario fortalecer la relación comercial con Estados Unidos, explorar nuevos mercados y garantizar que las políticas públicas respalden a los productores y empresarios del sector.

El campo mexicano no necesita excusas ni falsas narrativas. Necesita reconocimiento, apoyo y estrategias inteligentes que lo fortalezcan en un mundo donde la competencia es feroz.

Fuente: El Heraldo