CAMPO ABANDONADO, DEL DISCURSO NEOLIBERAL A LA DEVASTACIÓN DE LA 4T

Elaborado por GCMA. Todos los Derechos Reservados © | 13 abril de 2023.

Los agricultores de mayor edad tienen entre sus recuerdos y anécdotas la existencia de un banco que apoyaba a los productores llamado BANRURAL. El citado sistema de bancos regionales, especializados en la agricultura, ganadería y pesca, formó parte del modelo de gobierno en el cual el Estado brindaba todos los bienes y servicios que la población necesitaba. El modelo era muy costoso en términos del gasto requerido para mantener las ineficiencias, debido a que no habían incentivos para hacerlas rentables. Entre los casos desastrosos de las políticas de aquella época tenemos al sistema CONASUPO y otras tantas empresas paraestatales que necesitaban ser rescatadas con nuestros impuestos. Casos actuales tenemos a PEMEX o CFE que pierden dinero y se tiene que parchar su operación con recursos de los impuestos.

Durante el periodo de desestatificación, en otras palabras, la reducción del Estado o la llamada aplicación del neoliberalismo, muchas empresas públicas se vendieron -caso Teléfonos de México- o bien se cerraron. Una institución que cerró fue el BANRURAL por los altos costos de operación y la baja repercusión en desarrollo agropecuario y agrario de nuestro país. La alternativa para el financiamiento que se planteó al cierre del BANRURAL era transferir la responsabilidad del financiamiento al FIRA -un Fideicomiso instituido en el Banco de México- el cual garantizaría las operaciones de los bancos comerciales que decidieran brindar créditos al sector agropecuario. La realidad fue una caída en el crédito al sector agropecuario debido a que los bancos comerciales sostenían que el sector era muy riesgoso. El malestar entre los productores se generalizó y el Gobierno de Vicente Fox no tuvo más remedio que reinventar una banca de desarrollo de primer piso que atendiera a los agricultores. Sería en 2003 cuando nació la Financiera Rural, una institución destinada a brindar créditos al sector primario y a todas aquellas actividades productivas -no agropecuarias- que se localizaran en zonas rurales. ¿Cuál es el gran cambio respecto al BANRURAL? En principio la Financiera debería ser autosustentable, esto es, el gobierno no le daría más dinero al invertido en su patrimonio. En segundo lugar, la regulación creada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, Secretaría de Hacienda y Crédito Público y del Banco de México para evitar incurrir en el otorgamiento de créditos incobrables se aplicaría al pie de la letra.

Las cifras de la Financiera Rural avanzaron de manera lenta desde 2003 hasta 2018, en donde se observó un incremento sustancial en la cartera crediticia con indicadores de cartera vencida bajos y una capacidad de sustentabilidad adecuada. Por señalar algunos aspectos, en el sexto informe de gobierno DE QUIEN  de la SHCP se señala que en 2018 se había alcanzado un crédito directo e inducido por 57 mil millones de pesos y que se había destinado 6.9 mil millones de pesos para el financiamiento de equipamiento e infraestructura -que en el largo plazo genera mayor desarrollo- y tuvieron una colocación en proyectos encabezados por mujeres de 4,651.2 millones de pesos. Las tasas de interés eran de un dígito al igual que la cartera vencida, el patrimonio de la institución había crecido en términos reales… esas fueron las cuentas que se entregaron en 2018.

La administración 2018-2024 anunció un programa muy agresivo para la Banca de Desarrollo, el cual pretendía fusionar diversas instituciones financieras que atendían el financiamiento al sector rural para colocarlo bajo un solo mando. La estrategia implicaba la fusión de la FND, FOCIR y AGROASEMEX. Dicha labor quedó trunca con la salida del primer director general de la FND y de ahí inició una caída en la colocación de crédito por parte de dicha institución. El día 12 de abril del presente año la Cámara de Diputados recibió una propuesta por parte del Ejecutivo Federal para extinguir a la FND usando como argumentos lo siguiente:

  1. El incremento de la cartera vencida en diciembre de 2022 fue de 26.2% debido a la falta de recuperación de créditos de años anteriores.
  2. La recuperación de la cartera era en 2018 del 92.7% y en 2021 del 89.3%
  3. Antes (2018) la FND llegó a prestar 70 mil millones de pesos y para noviembre de 2022 prestaba solamente 30 mil millones de pesos.
  4. El INEGI señalaba que el otorgamiento de crédito de la FND pasó de 79 mil a 66 mil Unidades Económicas Rurales comparando 2014 contra 2019.
  5. Se compara la atención de los programas de subsidios contra el crédito.

Los argumentos antes señalados son muy endebles debido a que el crédito al sector agropecuario en 2017 -de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional Agropecuaria- era de 9.9% y para 2019 cayó 8.4%. La falta de recuperación de cartera inició con la nueva administración que no contaba con el personal suficiente para llevar a cabo las labores de supervisión debido a las políticas de austericidio. La disminución de la participación de la FND en el mercado de crédito no parece ser cierta, ya que en 2014 la participación era del 15.3% y en 2019 era de 16.9% (cifras INEGI ENA 2019). Por último, se compara un programa de subsidios con un crédito, lo cual es erróneo. El programa de subsidios se limita a dar bienes privados o beneficiar a un solo individuo que pueden o no ser exitosos en su actividad; mientras que el crédito a negocios con potencial genera desarrollo en el largo plazo y la recuperación del crédito permite que otras personas o unidades económicas puedan contar con recursos para emprender o crear su negocio. Se le acusa a la FND de no brindar créditos a productores, pero se deja de lado que organizaciones como ANEC, CNPA, Barzón, Central Campesina Cardenista, entre otras aprendieron a administrar sus crédito y volver a sus agremiados rentables.

El cierre de la FND dejará un hueco inmenso ya que la Banca Comercial, SOFOMS, Cajas Populares, Uniones de Crédito se quedan sin fuente de fondeo para profundizar el crédito en el sector rural. Además, los productores que contaban con crédito de la FND ahora se pueden encontrar a merced de prestamistas o agiotistas con tasas de interés más caras. En resumen, la salida de la FND del mercado genera menos competencia y llevará a encarecer el costo del dinero para el único sector que ha crecido durante este sexenio. Las razones de fondo de la desaparición de la FND atienden más al tema del poco margen fiscal que tiene el país para desarrollar los proyectos insignia de la actual administración. Descontando indemnizaciones, castigos de la cartera y otras obligaciones contingentes -pago al BID- quedará un remanente del patrimonio de la institución que contribuirá a financiar programas que no han mostrado efectividad o rentabilidad social.

El sector agropecuario se queda sin un Banco de Desarrollo que promueva el crédito de avío, refaccionario y financiamiento de inventarios para aumentar la producción y lograr la seguridad alimentaria un compromiso del actual gobierno, que solo se muestra en la narrativa y no en la realidad. Ojalá el Congreso analice y recapacite esta decisión.

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