Redacción | 03 de diciembre de 2025
El maíz —ese grano que sostiene la mesa mexicana y gran parte de la industria alimentaria— atraviesa una transformación silenciosa, profunda y decisiva. Las cifras del balance nacional 2025 revelan un mercado partido en dos: mientras el maíz blanco sigue siendo el alma de la tortilla y la tradición culinaria, el maíz amarillo se consolida como el verdadero motor productivo del país… pero también como su mayor vulnerabilidad.
Un nuevo análisis del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) muestra quién consume, quién compra y quién determina realmente el rumbo del grano más importante de México. Y una conclusión destaca por encima de todas: ni la harina ni el nixtamal tienen hoy el peso suficiente para mover las cosechas nacionales. El corazón del mercado es claramente pecuario.
Harina y nixtamal: consumidores clave, pero no los que deciden el mercado
La industria harinera —Minsa, Gruma, Harimasa y otras— representa apenas el 7.1% del consumo nacional con 3.37 millones de toneladas. Su participación, aunque estratégica por su vínculo directo con la tortilla industrial, queda lejos de los volúmenes que mueven otros sectores.
El consumo humano directo —tortilla, masa, pozole y productos tradicionales— alcanza 14.28 millones de toneladas, apenas 29.9% del total. Un porcentaje que sorprende si se considera la relevancia social del alimento, pero que confirma que los grandes jugadores del maíz no están en la cocina… sino en las granjas.
Maíz amarillo: más de la mitad del consumo total
Del total de 47.78 millones de toneladas consumidas en 2025:
58.6% es maíz amarillo (27.99 Mt)
41.4% es maíz blanco (19.79 Mt)
El maíz amarillo sostiene la alimentación pecuaria —aves, porcinos y bovinos— además de industrias como botanas, almidones y cereales. Su demanda crece cada año y es tan grande que la producción nacional simplemente no alcanza.
La mitad del maíz del país ya es importado
La oferta total de maíz para 2025 asciende a 47.78 millones de toneladas, pero el dato clave está en el origen:
Producción nacional: 23.37 Mt (48.9%)
Importaciones: 24.40 Mt (51.1%)
Por primera vez, más de la mitad del maíz que circula en México proviene del exterior, principalmente de Estados Unidos a través del T-MEC. Una señal de alerta para la seguridad alimentaria y para los costos del sector pecuario y agroindustrial.
México: gigante del maíz blanco, dependiente del maíz amarillo
El campo mexicano mantiene su sello histórico:
Maíz blanco: 20.48 Mt (87.6% de la producción nacional)
Maíz amarillo: 2.89 Mt (12.4%)
Pero cuando se trata de importaciones, la ecuación se invierte de manera radical:
Maíz amarillo importado: 23.71 Mt (97.2%)
Maíz blanco importado: 0.69 Mt (2.8%)
México es casi un importador absoluto de maíz amarillo, empujado por la demanda animal y la industria alimentaria.
Lo que estas cifras realmente significan para México
El informe deja varias conclusiones que deben estar en el radar de empresas, analistas y tomadores de decisiones:
1. El mercado lo dicta el sector pecuario
Con 23.68 Mt consumidas (49.5% del total), es el segmento que define precios, importaciones y logística.
2. El consumo humano es menor, pero socialmente crítico
Cualquier variación impacta directamente en el precio de la tortilla.
Este segmento depende casi por completo del maíz blanco nacional.
3. La dependencia externa es creciente y riesgosa
Más del 51% del maíz es importado.
Esto expone al país a la volatilidad global, tensiones comerciales y efectos climáticos.
4. La brecha del maíz amarillo seguirá creciendo
Sin reconversión productiva, mejoras tecnológicas y políticas de fomento, México no podrá reducir su dependencia.
5. El patrón histórico se mantiene… pero con amenazas nuevas
México produce maíz blanco; México consume maíz amarillo; México importa maíz amarillo.
El desbalance es estructural.
6. Retos urgentes en el campo
Reducir mermas, elevar sanidad de cultivos, controlar plagas y evitar semillas no autorizadas será clave para mejorar la productividad.
Un mercado que exige decisiones
El 2025 confirma que el maíz en México es un mercado de contrastes: tradición frente a industria, autosuficiencia en blanco contra dependencia en amarillo, y un consumo humano que emociona pero no define… frente a un consumo pecuario que manda.
El reto para las empresas y para el país es claro: cómo equilibrar un sistema que alimenta tanto a las familias como a las cadenas productivas más grandes del país.
Fuente: El Capitalino