Venessa Rivas | 10 de noviembre de 2025
El sector agrícola mexicano enfrenta una creciente presión económica por la falta de programas de apoyo y la competencia desleal con productores de Estados Unidos, quienes operan con subsidios y mayores rendimientos. Especialistas advierten que la importación de maíz blanco genéticamente modificado, que este año superó las 822 mil toneladas, refleja el abandono al campo nacional y la pérdida de competitividad en uno de los granos básicos de la economía mexicana.
Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas, explicó que los productores estadounidenses cuentan con una amplia infraestructura tecnológica, maquinaria moderna y seguros al rendimiento, lo que les permite alcanzar una rentabilidad mucho mayor, incluso con precios bajos en el mercado. En contraste, los agricultores mexicanos carecen de esos mecanismos de protección.
Juan Carlos Anaya detalló que mientras en Estados Unidos los rendimientos promedio alcanzan 11.5 toneladas por hectárea, en México apenas se logran 3.8 toneladas, y en regiones del sureste, donde predominan los maíces criollos, la productividad desciende hasta 2.4 toneladas por hectárea. Solo en zonas de alta tecnificación, como los campos menonitas de Chihuahua, se superan las 14 toneladas por hectárea, por encima incluso de los promedios estadounidenses. En la zona del Bajío, donde consiguieron un apoyo de 950 pesos por tonelada el rendimiento oscila entre 8 y 10 toneladas, en Sinaloa es de 12 toneladas por hectárea.
El especialista señaló que esta desigualdad se agrava por la política de subsidios del gobierno estadounidense, que mantiene precios mínimos y seguros que garantizan estabilidad al productor, algo inexistente en México desde la eliminación, en 2019, de los programas de comercialización sustituidos por los precios de garantía de Segalmex, cuya operación ha sido señalada por múltiples irregularidades.
Desde la desaparición de esos apoyos, los productores comerciales, que aportan el 74% de la producción nacional de maíz, quedaron completamente desprotegidos. Por eso las recientes protestas en varios estados, dado no se trata solo del maíz, también hay afectaciones en cultivos como el sorgo, el trigo y maíz amarillo, expuso Anaya.
El experto también confirmó que México ha incrementado este año la importación de maíz blanco desde Estados Unidos, alcanzando más de 822 mil 782 toneladas hasta septiembre, debido a la caída en la producción nacional, particularmente en Sinaloa. Agregó que, pese a las declaraciones del Gobierno Federal, el país siempre ha importado maíz genéticamente modificado, lo cual quedó formalmente permitido tras un panel internacional que México perdió en 2023. A partir de febrero de 2024 México publicó un acuerdo que permite su uso. Traer maíz blanco desde Estados Unidos resulta más barato que trasladarlo desde Sinaloa o Guanajuato al sureste mexicano. Por costos logísticos, el mercado se ha ido adaptando a esa realidad, pero eso deja en desventaja a los productores nacionales, que no pueden competir con esos precios, señaló.
Anaya explicó que el precio internacional del maíz ronda los 5,600 pesos por tonelada, mientras que el Gobierno Federal fijó un precio de garantía de 7,200 pesos para pequeños productores, lo que ha generado inconformidad entre los agricultores medianos y grandes, quienes exigen recibir el mismo trato.
Finalmente, advirtió que si no se restablecen programas de apoyo claros y políticas de fomento productivo, el campo mexicano continuará perdiendo competitividad. Hoy dependemos más que nunca de las importaciones y el abandono al campo no solo afecta a los productores, también compromete la seguridad alimentaria del país, concluyó.
Fuente: El Heraldo de Chihuahua