Las tortillas Tlayudas, base de la alimentación, cultura y tradiciones del estado de Oaxaca, se encuentran en riesgo de desaparecer, tal como las conocemos, ante el abandono del campo, el cambio climático, las sequías prolongadas y las plagas.

La señora Tomasa Gómez, aprendió a hacer Tlayudas desde los ocho años, guiada de la mano de su madre, en el pueblo zapoteca de San Pablo Güilá, en la región de los Valles Centrales, donde el maíz criollo, el que se siembra en pequeñas parcelas desde tiempos ancestrales, ya no alcanza ni para el autoconsumo.

“El año pasado no hubo mazorcas, y ahora estamos esperando que lleguen las lluvias para poder tener maíz”, señaló Doña Tomasa mientras coloca más leña seca en su fogón.

Ante la escasez del maíz criollo de la variedad conocida como bolita, las mujeres terminan comprando cualquier tipo de grano o harinas comerciales en las tiendas comunitarias de Segalmex-Diconsa antes Conasupo.

Teresa Santiago, habitante de este pequeño poblado, donde la mayoría de los jóvenes salen expulsados desde los 15 años en busca del sueño americano, explicó que elaboran las tortillas Tlayudas, para venderlas en los mercados locales o para la alimentación de la familia.

“Cuando la cosecha no se da, compramos lo que haya de maíz en la Conasupo. A veces hasta el sabor cambia, porque el maíz criollo tiene un sabor dulce, y los que venden en las tiendas no sabemos de dónde viene ni desde cuando lo tienen ahí”, detalló.

La crisis del campo pega a las tortillas Tlayudas, símbolo e identidad de Oaxaca, y parte importante de la gastronomía mexicana declarada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Eliseo García, representante de la Unión de Trabajadores Agrícolas (UNTA), en Guerrero, indicó que los males que aquejan al campo, por la falta de apoyos, el cambio en los patrones de lluvia y la aparición del gusano cogollero, vuelven cada vez más difícil conseguir el maíz bolita, rico en harinas para hacer la tortilla Tlayuda.

“Ya no están vendiendo la Tlayuda original, como debería ser, porque no es el mismo sabor y la consistencia, ya nada más es vender por vender, dejando a un lado toda la parte cultural que hay detrás”, lamentó.

El dirigente de la UNTA en el estado relató que, en los pueblos de Oaxaca, todavía se acostumbra a entregar a los hijos que van a contraer matrimonio, como una especie de dote, las semillas de los maíces criollos que la familia va heredando de generación en generación para mantener vivas las tradiciones.

México es el centro de origen, diversidad genética y domesticación del maíz, cuyo pariente silvestre y antecesor es el Teocintle.

José Sotelo Mariche, representante de la Integradora Agroempresarial del Río Verde, recordó que en México viven 59 razas nativas de maíz.

“En Oaxaca tenemos 35 de esas 59 razas, es decir que contamos con la mayor diversidad genética de maíz en México”, señaló.

El ingeniero agrónomo, que acopia y exporta junto con pequeños productores de la región maíces criollos a Estados Unidos, para abastecer el llamado “mercado de la nostalgia”, dirigido a los paisanos que viven allá, destacó la carga de nutrientes que contienen las razas nativas de colores negros, morados y rojos, con alto contenido de minerales y antioxidantes.

Reveló que algunas de estas razas, se reproducen en tiempos más cortos, lo que puede ayudar en estos tiempos de poca disponibilidad de agua, pero se necesita más investigación.

A pesar de toda la riqueza cultural y biológica del maíz que hay en México, en 2024 tendremos que importar más de la mitad del grano que consumimos a nivel nacional, principalmente de Estados Unidos.

Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), resaltó que México consume al año más de 47 millones de toneladas de maíz, “y lamentablemente por el tema de las sequías que sufrimos principalmente en el noroeste-noreste, la producción va a ser la más baja de los últimos 10 años con 23.5 millones de toneladas”.

Agregó que esta situación va a provocar que en 2024 tengamos una importación récord de 23.9 millones de toneladas (50.5 por ciento del maíz que requerimos), alrededor de 20.3 millones de toneladas de maíz amarillo y 3.6 millones de toneladas de maíz blanco.

El grano amarillo proviene de Estados Unidos, Brasil, Argentina y Canadá, mientras que el maíz blanco llega procedente de Estados Unidos y Sudáfrica.

Al respecto, Álvaro López Ríos, secretario general de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), advirtió que es indignante que este año México haya desplazado a China como el primer importador de maíz en el mundo.

“Es indignante porque mientras China tiene mil 400 millones de habitantes nosotros tenemos apenas 140 millones”, puntualizó.

El líder campesino, agregó que es muy lamentable que hayamos perdido de manera desastrosa la producción del sector primario “y que hoy seamos importadores de todo y productores de nada”.